Florencia Méndez - Poesía
arte de pescador
un momento
deténgase
mire al hombre
las manos de lija robustas y toscas
con los dedos como garza
de tanto buscar aferrarse
se mueve tranquilo
no desespera
es el río el que le exige paciencia
amarra la calma como anzuelo en la punta de la caña
espera
cada tanto
una pitada
un buche de vino limpiándole la lengua
la caña no se mueve
el hombre tampoco
bosteza para sacudirse la soledad
o quizás no
no reniega
a la inversa
bosteza y se recuerda
esa presencia de peso plomizo
esa pasión que se padece
la soledad
amada que acaricia y también
lacera
no hay pique
casi seis horas sobre el ondular del agua y nada
sin embargo él
no desespera
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junco antiguo
sabe
hay cosas en este mundo
que necesitan leve firmeza
un paréntesis donde quepa todo el tiempo
estarse donde se está
el hombre trenza con los dedos achorizados
una red de hilo blanco finísimo
como baba del diablo
como barba de árbol
nada pasa
el relámpago de mediodía
le parte el lomo
con sus azotes
hasta sangrar de sol
en ese cuerpo de bronce
lleno de marcas
se va acomodando
la herida del verano
el silencio ocupa
hasta el último resquicio de la piragua
mire
un momento
deténgase
la caña inmóvil
el río quieto
nada pasa
el hombre espera
…