Cinco poemas - Lázaro Álvarez
Henryk Niestrój
Ya es de noche y llueve
Un día no es nada:
el tiempo justo de volverse uno mismo.
Y sobreviene la noche
PETRONIO
Ramas chirriando sus alturas,
hojas que recién despiertan de la lluvia
como todas las cosas al amanecer.
Frutas robadas al deslumbramiento,
agua de luna diurna
donde beben las vacas.
Azulejos cruzando,
y pasto duro que el día
incendia,
y rápido devora.
Últimos gritos de la garza que cruza
la oscuridad del cielo.
Así la infancia iluminada.
Así la vida
que se consume rápido.
Y ya es de noche y llueve todavía.
Y lejos, muy lejos
vuelve a nacer el día.
Insumisiones
Porque escribí no estuve en casa del verdugo
ENRIQUE LIHN
Porque hice tres versos
me gané el beso de una muchacha sobria.
Me retrasé y no fui a los actos de la Soberbia.
Fascinado por ocultos animales
Me retiré en el parque y no escuché
el discurso de la bellaquería
y sus brillantes baratijas.
Por merodear,
con un vino distinto,
cerca de los precipicios
y de la torre herida por el rayo.
No bebí ni canté
la canción de moda con la parroquia.
Ni escuché el discurso de los héroes
en la mesa de la difamación.
Por vivir a destiempo
con un pulmón de humo.
Por apartarme,
Por no saber cómo evitar
mirar hacia arriba o hacia atrás.
Y por mi amotinado corazón
que me distrajo.
(De: Días más ásperos)
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Recuerdo del relámpago
Dones de la violencia:
Dormir o despertar.
Caer y recobrarse
Y otra vez recobrarse.
Luz y lluvia de los aburrimientos.
Reinos diminutos
Sentidos a cabezadas.
Dulce violencia
De la frente contra el abismo.
Tormenta suave que no se apaga
En la boca despierta.
Sombra que nos rescata
Desconocidos
Como amargo sabor.
Pero nada sucede.
Recuerdo del relámpago.
Rayo que aniquila
Lo que más ama.
Nada aparece.
Truenos del sueño.
Ráfagas de dudas.
Ni adelante ni atrás:
El cazador hundido
En una charca del amanecer.
Ni dormir
Ni despertar.
La deuda permanente
Desayunamos la palabra cruda del amanecer.
Descalzos y recién dormidos,
El deseo insatisfecho sube como calor hacia la noche,
El deseo cumplido cae como llovizna en nuestro sueño.
En la noche del miedo,
El peligro truena
En las piedras oscuras.
Algo quedará de todo eso.
Se suma inútilmente oscuridad a la noche.
Y no hay ganancias:
Algo quedará como una deuda de todo eso.
Nada hemos reflexionado
Sobre el origen de las palabras que besamos.
Huérfano,
resuena solo el trueno
Que apenas recordamos.
(De: Recuerdo del relámpago)
Neblina
Mientras se borra
la lluvia silenciosa
cavila sobre el mundo.
Un largo, largo rato.
Bajo el oscuro techo
dos inquietas palomas
esperan otro tiempo,
atentas al rumor inminente
de familias lejanas.
Que miran abismadas
la ventana empañada
en que se borran.
(De: Estelas)