Sebastián
De esa forma,
Sebastián, en la mañana
una mirada tuya
sería
el origen luminoso de todo lo que veo
Pedro Derrant
Sebastián,
entraste como un augurio indescifrable
cargando sobre los labios el sentido más profundo de las cosas
y la certeza cálida como el olor de humo de clavo.
Me arrojo a tu nombre como a un mantra
verbigracia la plegaria a un santo de madera
porque hay un jardín, Sebastián, donde habitas
sin saberlo, vestido de alas y reptiles
donde transformas el duelo en sándalo
quiero decir que con tu verbo más feroz transmutas
la rabia envuelto en la delicadeza del rocío
Protégete, Sebastián,
del habla deshabitada del mundo
esta es mi súplica:
guárdanos en el agua de tu lengua barroca como un marsupial salvaje.
No acepto más que el cian de un mar limpio
que existe cuando hablas.
Solo entonces las auroras, lo bello
Sebastián,
y la tierra.