Montserrat Camargo - Poesía
Diciembre 2020
He roto una ventana. Alles goed. De los nudillos resbalan cachitos helados. Saco la mano del agujero para ver la sangre deslizarse por los bordes. En su textura encuentro la bisectriz que separa mi cuerpo. La niña, la primera, partida. El dolor se repite; el frío también. Quiero llamar a alguien, pero el lenguaje disipa mi cuerpo. Si grito vendrían en horda los hombres de esta casa. «Te voy sacar las esquirlas de la piel, alles goed». No me encontrarán en los surcos y al buscar un par de pinzas, moverían mis cosas con sus manos. Desordenarían el maquillaje. A la luz de la estufa observo el corte. No arranco nada. Solo abro una cerveza que está en la encimera. Alles goed.
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Repetición
I
A veces, mis padres
mueren,
en sueños resbalan inertes.
Mamá, desde el fondo de mi infancia:
¿comiste?
Papá, un llanto de años.
Yo alcanzo a sujetar
retazos de camisa y pantalón
al borde de mi pecho,
pero mis brazos son cortos
no atraviesan el atlántico
y en el precipicio lloro.
II
A 9057 kilómetros
una piel viva acaricia mi nombre,
espera inagotable,
firme en la distancia.
Con mi mano en el teléfono
el silencio antes del tono,
cierro la cortina
rezo
cuelgo
repito.