Un poema de Lorena Mora
Diles niño chocolate que no puedo alimentarte porque no creciste en mi matriz, que yo vi los guantes blancos robarte el futuro, pero que no puede dolerme porque ella no soy yo.
Diles Rubí centenario que no puedo atesorarte en el pecho porque no mana leche sino café, que te veo frágil y me rompo como tus huesos cansados, pero que no puedo llorarte porque ella no soy yo.
Diles ojos de cristal claro que no puedo hallarte mi mejor amigo, que nos cuidamos mutuamente y nos lamemos las heridas, pero que a ti ni siquiera puedo considerarte vivo.
Y aunque los amo a todos porque sus vidas son la mía se me prohíbe decir que soy madre, pues no tengo la piel rasgada, ni caída, ni cansada; no se me ha abierto el cérvix como una pitón que traga huevos y tampoco llevan mi apellido EN SEGUNDO LUGAR,
pero sé de muchos que adoran a uno que jamás ha eyaculado, ni acariciado sus cabezas, ni mostrado la misericordia y la abundancia de su poderosa mano…
y a ese sí le dicen padre.