Semilla
Semilla
Condenado bajo un sol de eterno trigo
Paso la condena,
Hora a hora,
Dentro del pozo negro de mi pecho.
Cuando veo hacia el duro espejo de mi carne
Que me ha reflejado tanto,
No encuentro más que grietas en su acero
Y en su loza de cristal.
En una noche de luces amargas,
La vida nos zanja un camino de dolor,
Abriendo nuestra carne para sembrarnos su semilla,
Todos, sin excepción, nos reuniremos bajo
la amarga sombra de la aridez a comer y beber de su fruto.
He dado todo cuanto me ha sido posible dar:
mi peso en carbón.
Yo no quisiera llegar a la vejez
y a ese silencio que solo da la terquedad.