Tres poemas de Eva Gallud
1.
El río caudalosa herida
que atraviesa la ciudad y sus meandros
me devuelve en cada giro mi reflejo,
helada el agua me corta las manos
y siento deshacerse los instantes
en cientos de partículas verdes
que vendrán a devorar los siluros.
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2.
Nunca nieva aquí
en este simulacro de bosque
asediado por la ciudad
donde me oculto.
Nunca nieva aquí
pero pienso en los tejados,
allí
hay nieve al fondo.
Aquí solo agua, inapetencia
y demasiados puentes.
3.
He dejado las manos en la orilla
para que sigan cosiendo cicatrices
mientras en el borde rosado de la piedra
sin dedos leo la buenaventura
de una vida suspendida entre dos puntos:
a este lado del río pertenezco
a una horda de élitros azules,
al otro lado se extiende una llanura
de horizonte que duerme dolorido.
Si no se abre la grieta que me cruza
podré dormir quizás al raso
y escuchar a la luz las pisadas
del ganado que escapó de sus rediles.
Será eso una señal de lo que viene.