A Lourdes

Nathan Dumlao

Jamás decimos algo sobre esto que siempre está aquí,

El cordón umbilical que nos atravesó desde entonces.

Hace un tiempo, compartimos una remota morada.

Porque no hay mucho más qué decir sobre todo lo evidente,

Nuestros rostros son como dos gotas de agua 

metáfora recurrente,

se dice a menudo.

Y es que una mañana

o cualquiera

Mientras despierto y escucho el viento y el sol golpea mi rostro suavemente,

ya siempre está ahí

el chillido de la prensa encendida

y el olor del café que tanto te gusta

y que tanto me gusta a mí

También

los libros, los jardines destrozados, 

dices, los floripondios, 

también 

Esa poeta que escribe algo sobre los salmos 

La figurilla de un cierto arcángel y ya sabemos de qué se trata todo eso.

El polvo que vimos crecer día tras días sobre el mismo estante

porque todo ha estado siempre ahí.

Mis manos están reescritas en las tuyas

por ejemplo, si las posamos sobre la mesa, a un tiempo.

En las noches de tristeza o de la furia más álgida, 

también 

En días como estos

y su absoluta mansedumbre, la enredadera ha devorado la casa y la contemplamos impotentes

Como una punzada tibia

Me he preguntado

¿Dónde comencé yo y, en dónde

acaso,

has de terminar tú?

Sofía Garnica Esteva

Sofía Garnica Esteva (Oaxaca, México, 1998). Estudió antropología, pero le gusta la ética. Le gustaría convertirse en una observadora más atenta.

https://www.instagram.com/sofiagarest/
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