Cuando Klaus me hizo pasar

Esa tarde era la primera vez que intentaba trazar una circunferencia en mi nueva ciudad, en mi nuevo país y tomé aquella somnolienta mansión como cénit del recorrido, sin saber que escondía un pasadizo hacia una parte lejana de mí.

Hay situaciones en las que, de repente, al cazar un reflejo sobre un escaparate o dejarse acariciar por unas notas, una voz, al resbalar por unos versos o captar el olor de una tienda, uno encuentra un pasadizo que lo conecta con otra parte de su vida. Como el pasadizo del castillo de Bucherhart.

Había llegado a Múnich hacía solo dos semanas. Era noviembre y durante los primeros días nevó con fuerza, así que los pasé abriendo cajas, estudiando el catálogo de Ikea y, a la espera de conseguir una conexión a Internet, sorbiendo té frente a la guía de castillos alemanes abandonada por el inquilino anterior. 

La nieve cedía, en las aceras ya predominaba la gravilla y montículos aplastados y sucios, a veces amarillos por el pis de los perros, se apilaban junto a las entradas de los parques. Los coches ronroneaban por el hielo viscoso. Las farolas sobre la bisectriz de la calzada, agarradas de los cables, aceitaban la bóveda negra de las calles.

Evito los caminos rectos. Si no tengo un objetivo (comprar pan, devolver unos libros, acudir a una entrevista), prefiero pasear en círculo. Así no me repito, ni tengo que decidir cuándo dar la vuelta. 

Nunca antes había vivido en Alemania. Encontraba rasgos tozudos de Centroeuropa (los árboles centenarios en los parques —en España suelen presentar síntomas de reumatismo y silicosis—, las panaderías enciclopédicas, gente abrigada a conciencia y ciclistas como escuadras), pero otros parpadeaban aún en mi radar: los tejados de zinc, los nombres góticos de las calles repetidos en el número de cada casa, los apellidos en los telefonillos del portal, el inmenso perfil azul marino de los Alpes, la tipografía de las cervecerías, la ausencia de conversaciones, la educación de los perros. El «servus» para decir hola y adiós… 

Begoña Quesada

Begoña Quesada (Asturias, España, 1973). Ha trabajado para medios de prensa y diplomáticos en Estados Unidos, Reino Unido, España y Alemania, donde reside actualmente. Es autora de Alemania, el país imprescindible (Ediciones Nobel, 2017) y Nacidos después de muertos (Rasmia Editorial, 2021). En mayo de 2023 se publica su nuevo libro con Edhasa.

https://www.instagram.com/bequesada_oficial/
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