Ahora Eduardo dice

Ahora Eduardo dice chicotazo, llanura, memorioso. Dice monólogo, epitafio, levedad. En el verano pagó la suscripción anual para recibir el diario cada domingo. Apenas se sienta a desayunar se acomoda los anteojos de ver de cerca y rebusca en el diario hasta hacerse del suplemento literario. Cuando por fin lo tiene en sus manos, parece un nene desenvolviendo el regalo de la tía más querida. Se entusiasma desde que lee los títulos. Promesas de lo que viene. El olor de la tinta sobre el papel periódico se mezcla con el del café. Las páginas, grandes, cubren la cara de Eduardo como si estuviera detrás de una cortina o de una lluvia torrencial. Desde el otro lado de la mesa, Marta ve unos dedos largos y finos sostener las hojas del diario. Dedos que se irán manchando de negro a medida que pasen las páginas. Eduardo comenta lo que lee, opina, discute con el orate al que entrevistaron. Orate dice ahora. Marta no sabe a quién le habla. A ella no. Decide no seguir tomando ese café frío. Mira por la ventana. Otra mañana gris. Los tilos de la cuadra siguen pelados. Las ramas crudas, silenciosas se alzan hacia el cielo ancho. Los chicos ya se levantaron de la mesa, todo lo hacen rápido. De fondo se escucha el ritmo irregular de los pelotazos contra la pared del pasillo. Marta no entiende cómo Eduardo puede concentrarse con ese ruido, esa madeja de goles, gritos y patadas. 

Guadalupe Pérez Recalde

Guadalupe Pérez Recalde (Argentina). Socióloga, docente universitaria, madre, migrante radicada en Perú.

https://twitter.com/citizengpr
Anterior
Anterior

Incendiar la caja seis

Siguiente
Siguiente

Nictalopía