Un poema de Marina Blázquez
Amiga, tú que dueles
y con tu saliva haces heridas veloces
y cuentas los pasos para llegar al final de la estancia
tú que empujas
la estantería de lo que no está
un poco más cerca de nuestra ilusión
y colocas la ropa de los muertos bien doblada
junto a la nuestra
cimbrea tu cuerpo hermoso como un junco
baila para nosotros
y toma nuestra sangre
dentro de ti están todas las manos apoyadas
tocan tu vientre
por ti palpitan las líneas más lujosas
tu belleza no es armoniosa pues es en ella se juntan el bien y la crueldad
por ti ha habido eras
tu majestad exige el abandono
tú rescatas lo muerto para enseñarnos lo que es la muerte
te mueves y entre sonrisas insinúas la eternidad
los colores difuminados de tu piel van del añil al naranja
por ti la enfermedad se vuelve bella y nuestros cuerpos sabios