Instantánea o destrucción
La sangre cambia de color
cuando sale del cuerpo
ERIKA MARTÍNEZ
La sangre que ha salido de mi cuerpo
ya no me reconoce,
he dejado de ser parte de ella.
El verbo es sangre, el verso
llueve de las palabras ahogadas.
La sangre es tiempo que deambula
y se hunde
como la luz en las acequias.
Escribo sobre viejas copias
de mí mismo
un álbum de instantáneas. La sed
se entiende y acostumbra
a que el otoño dificulte los rastros.
Cuando alcemos la vista
—tres niñas lloran devorando a su madre—
nos habrás consumido.
Los payasos recitan y graban
en el suelo o las servilletas
a veces tienen nombres
como Gaston, Jeannot o Hans.
Allí abandonan su reflejo
y la sangre olvida su color.