Campo

James Coleman

La coraza del fango me conmueve. La brisa
amarga cae, mis venas agrietadas crujen en dicha,
Esa, que se impregna en la ceniza de otros días, 

en los ayeres. Fui eso, el material del que están hechos

la niebla del vaho y nenúfar.
La angosta tierra de mi espalda, en la que
sin saber te ensucias las manos,
en la que siembras aquello que te dice tu padre:
romero, muchos naranjos y un par de chopos.
Pisas cada día mi sangre caudalosa, oscura
charcos de pestilente fango.

Mis entrañas detestan lo que siembras,
El rencor hace que mueran de a poco,
Lo que siembras.
La sangre, esa, llega hasta tu casa en

un olor insoportable, que brota de los charcos

de lodo. En el que se revuelcan los sapos.
Mis sapos no croan. No creen. Son mudos.

Nicolás Valdivieso

Nicolás Fernando Valdivieso Duque (Riofrío, Valle del Cauca, Colombia, 1998). Actualmente adelanta una investigación del trabajo final de grado sobre la ensayística desde una teoría del ensayo en Latinoamérica en la novela Tu cruz en el cielo desierto de Carolina Sanín. Estudiante de Licenciatura en Literatura en la Universidad del Valle (Colombia). Su primer cuento «Juego de niños» fue publicado por la revista literaria virtual Sinestesia de la ciudad de Bogotá (2019).

https://www.instagram.com/nicolasvaldiviesod
Anterior
Anterior

Instantánea o destrucción

Siguiente
Siguiente

Un poema de Rocío Simón