Un poema de Gabriela Gutiérrez Almanzar
Y lo que parecía no tener cohesión ni arraigo se convierte en la roca que sostiene. En el faro que sutil crepita el camino. En el fuego dentro del faro, el de madera que se consume en la noche. Hasta que se acabe. No el fuego. No el faro. La noche.