Casa deshabitada

Me siento como un caparazón 

arrebatado 

de la arena mojada. 

 

Ahí, todavía fresco 

hermoso imperfecto,

me liberaba 

a la marea.

 

Deshabitado

me debatía

¿quién volvería

a llamar hogar

a este pedazo de calcio?

 

No siempre fue 

esa mi manera

de estar abandonado,

 

supe ser propiedad 

de un molusco

me daba calor en noches sin luna

cantaba nos llevaba de paseo 

por profundidades

compuestas de mil ojos

cuevas corales 

eran como yo, 

en versiones gigantes.

 

Supo alejarse

fue inevitable:

 

se lo llevó

aquella gaviota sin un ala

la tarde de mareas bajas

y brisas finas, 

 

el destino tiene sus formas; 

 

ahora una nena me destierra

me guarda en su bolsillo

de mandarina 

entre cáscaras

y semillas

su fuerza inofensiva 

me lastima, 

 

no me toca más el mar 

pierdo mi pigmento rosa de sol 

pierdo mis marcas 

de agua, soy 

corteza sin sabia 

cáscara sin yema

armadura sin guerrero

a quién defender,

 

un caparazón 

hueco 

mezclado con otros objetos,

en compañía 

después de tanto tiempo:

 

la nena jugaba,

un corcho era capitán 

de su barco − un zapato roto −,   

yo, defensa contra las piedras

que una estrella disecada

arrojaba

desde las sábanas,

  

pero me abandonó

en el cajón

de su mesita de luz,

como moneda

en una fuente de agua

permanezco sí 

hundido

en esta bóveda amaderada,

 

es como morir estar acá

ya no soy

espejo de luna

hogar del molusco 

amiga de la espuma.

 

Francisco Bovio

Francisco Bovio (Buenos Aires, Argentina, 1996). En 2022 egresó de la carrera Artes de la Escritura en la UNA. Guía los talleres Cuerpo y Escritura I y II desde agosto del 2021, habiendo concluido al momento más de 17 talleres. En 2022 ganó el tercer premio en el concurso nacional de crónicas de ICANA, y fue seleccionado en el último FAUNA (festival de la UNA) para la categoría de ensayo. En 2023 sus poemas fueron seleccionados para participar en la clínica de Laura Wittner en Casa de la Escritura.

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