Cinco Aves Marías

Entre cinco Aves Marías,

un rosal y un limonero

a la sombra de una palmera,

venidas de la Virgen del Tránsito,

aprendí a amar a las mujeres. 

 

Hoy lo que se llama sororidad

antes se llamó el desayuno de los martes,

repartir dulzura  en rebanadas,

cantar Querida con las entrañas,

revelar el pasado con la garganta.

 

Coreografía orquestada

por el manual de las mujeres de la limpieza,

danza de tristezas y dolores,

bálsamo de manos que se apilaban sobre otras. 

 

Y desde el jardín, con la imaginación intacta

de inocencias que ignoran el peso del tiempo,

las veíamos surgir como un milagro:

ritual de unión de sangre, 

aquelarre de vírgenes no inmaculadas.

 

Aprendimos, también, a pegar la oreja a la puerta

para escuchar lo que 

no podíamos entender,

los trapos sucios

se lavaban en casa de todas.

 

Después, el tiempo tuvo que pesar,

llegó el día del té para más de tres,

las cuentas comenzaron a restar:

la Virgen del Tránsito ascendió.

 

Las pláticas prohibidas se encarnaron,

la oreja se pegó en el hombro de la otra,

la inocencia fue maculada.

Comenzó su danza propia.

 

Y ya no fuimos las mujeres

del manual de la limpieza,

creímos conjurar al diablo

las buenas costumbres,

ofrecer a las llamas

el amor romántico.

 

Lavamos los trapos sucios

a la vista de todos.

 

Pero no pudimos escapar del todo; 

también cantamos Querida 

para desgarrar la garganta,

a punta del mismo pasado.

 

Fuimos todo lo que ellas

jamás pudieron,

y aún así, 

nunca podremos llegar a ser

todo lo que ellas.

Itzel Rojas

Itzel Rojas (Estado de México, México, 1992). Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de México. Ha publicado en revistas como Errr Magazine, Time Out México y Revista Marvin. Actualmente reside en la Ciudad de México dedicada a proyectos autogestivos encaminados a las artes plásticas y visuales.

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