Poesía de Ernesto Caveda
Cenizas
En un hueco de La Habana conocí a un viejo camarada.
Carácter tormentoso: saltaba al hablar. Mirada turbia,
psicógena.
Siempre alardeaba con voz de ronquido
de sus orgías en Checoslovaquia.
Como viendo el pasado levantaba el índice y señalaba en derredor
coitos fantásticos, imposibles.
Decía: «Ellos estaban allí y nosotros aquí. Yo veía tu fiesta, tú veías mi fiesta».
Decía: «Pero en la mañana éramos buenos camaradas».
Escuchando
yo imaginaba esas habitaciones otoñales de Tarkovski,
en roble y abedul
llenas de libros, bustos de filósofos, pájaros enjaulados y flores silvestres.
Estéticas foliáceas, rojizas
[Техниколор]
y los hombros desnudos de la joven checa de cabello negro, corto
como su mirada.
Decía: «Yo le hablaba cosas en cubano y ya la enamoraba,
porque me sonreía».
Yo me perdía en ella
rozaba su piel de recuerdo, contaba sus lunares-estrellas
y a pesar de mi conciencia, dejaba a todos ausentes
con brevedad.
…
Excurso a la felicidad
No sé sentirme donde estoy
Fernando Pessoa
En gastados y temblorosos cuerpos
vamos vagando
los que alguna vez dormimos en Bizancio.
La vela máxima yace deshecha,
la nave-isla presa
de siete naufragios.
Pero aquí siempre se está casi feliz
en esta roca «abierta» y «seminal».
…