Écfrasis del sueño o harta divagación sobre nada
Óyeme El eco repetido de la saliva
El clamor unánime del silencio
aventaja al oído. Formas repetidas,
sueños, clavan flechas de plomo
en la lisura del abismo. Estruendos
disonantes Agua de un manantial seco
que impone su amenaza sobre mi frente.
Dolor o acaso gloria Azul ensimismado,
obstinado en llorar su nombre. Enajenación
brutal de las vocales Nada tiene sentido
Pero me divierto ¿No es suficiente? Huye
de este poema. Pero huye ya Antes de
que sea demasiado tarde. La niebla
rebasa el sentido Deshecha ruina o luz o
sombra Vete No quiero que me oigas
Angustia y temor y plenitud podrida
Riela la luna en el luto del mar Tibio
transcurso del sinsentido Me quiero ir
Pues vete ya Nada rima Todo se finge
El vientre sucio del cieno enfanga sus
brazos en mis entrañas. En el fondo,
jamás empecé este poema Estoy confuso
aturdido La mano inmensa del sueño
me tapa los oídos Se han congregado
en mi sudor el miedo y el infinito Mastico
la savia del cerezo Amarga pulpa del dolor
Blancura ofensiva del mirto Oigo en la tierra
una hormiga malherida Se espeja su latido
en lo inerte del día Me quiero ir ya
¿Existen las pesadillas? La amargura me secuestra
Como un caballo desbocado por el luto de la noche
galopa la sombra enloquecida de la sangre.
(He recuperado el sentido)