Botánica
Una lista desordenada de elementos:
el taxi estacionado hace dos días,
el container de basura que rebasa,
una soga con ropa tendida en una ventana,
el portero eléctrico de tu edificio
con el reflejo deforme de mi cara.
Después, el ruido de la llave en la cerradura
y el encuentro de dos cuerpos
que comparten un nuevo espacio
con intenciones viejas.
Más tarde llega el desafío del insomnio
y la pregunta insistente:
¿cómo me ves a mí ahora
sin la desventaja del paso del tiempo?
Afuera la ciudad es un banco de sonidos
que nunca se agota
y tus plantas crecen, se enredan
y mueren en la oscuridad del patio
cuando no podés supervisarlas
en medio de la madrugada.