Ana Castro - Poesía
Jimmy y Suzanne
El poema de Jimmy y Suzanne hablaría de anchas carreteras.
De moteles y llaves abandonadas en un felpudo
sucio. De cosas que se pudren en la nevera
—un viejo LP, frases de películas antiguas,
medias rotas, ropa interior gastada—.
Todo aprendido. Todo en blanco y negro. Y ellos
haciendo de cualquier habitación la habitación
del robo y después los gritos y los golpes y un coche.
Jimmy y Suzanne buscan un coche
para llegar al después de la película.
En concreto, al km 68.
Da igual Nebraska o Texas.
Ellos permanecen en el sofá.
Aún están dentro,
tan dentro que nada se distingue.
Quizás algo de country y el whisky.
No, nada se distingue.
Si les fotografiaran,
ella llevaría un pañuelo amarillo, él una camisa beige.
Pero la televisión parpadea.
Aún están buscando un coche
para llegar más lejos.
Pienso en Jimmy y Suzanne y en el Medio Oeste:
la sequía hecha hogar.
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Mujer-árbol
A Isabel Fernández
A la abuela se le mueren los hermanos
como caen las hojas de los árboles:
en silencio, por cansancio.
Entonces, coloca sus fotos en la casa
junto a graduaciones de nietos
y bodas de hijos.
Junto a sus bodas de oro
y la de la primera nieta.
Los hermanos muertos son el invierno,
la mucosidad que se acumula entre sus bronquios
y la hace vivir pegada a una botella de oxígeno.
Ella jamás será una hoja.
Con ella caerá el árbol
y, después,
poco a poco,
el bosque:
todos nosotros.