Jorge Luis González - Poesía
Joel & Jasmin Førestbird
El crujido
A veces la madera habla con un crujido que suena a tiempo.
Quizá repite su edad, las dos sílabas que penetraron sus noches y sus días.
O el crujido es lamento, cicatriz desde el otro lado de la dureza.
Quizá sólo dice: tengo frío.
O es memoria de árbol,
las ramas relámpago entre la lluvia,
la inacabable exploración de las hormigas,
el ansia de los frutos que se precipitan
en su retorno hacia la tierra,
el recuento de sus aves:
a veces el dulce abanico del colibrí,
a veces la punzante herida del carpintero,
a veces el sueño luminoso del búho.
O es la vida atada a las raíces,
el gusano que taladra en la oscuro,
un eco que resuena bajo este techo
donde no habrá tormenta ni muerte,
pero sí un crujido
que hace temblar al reloj.
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Tipos de aves
Están las que ascienden de maceta en maceta
entre los balcones. Alpinistas de la transparencia:
no tienen destino más que el aire.
Están las que aguardan al aguacero
para hundir su hambre hecha pico
sobre la tierra reblandecida
donde los gusanos son despojados
de la muerte con su propia muerte.
Están las de alma salobre que sobre las olas
resguardan el ritmo oceánico en su blancura.
Están las prisioneras y las mutiladas
en jaulas. Sin guerra y sin hambre
con el instinto enterrado
entre las plumas multicolores.
Su eternidad es la repetición
como tal vez sea la nuestra.
Y están las grises, las electrocutadas, las poetas,
la delicada compañía del aire sobre la mañana,
cabalgando sobre un sin fin de horas
que resuenan entre las hojas inquietas del jardín.