Kelvin Durán - Poesía
Cuanto habla, contigo despierta.
Lo hemos escuchado cada día.
No antes podíamos repetir,
repartirnos el regalo tuyo.
Y con todo, hacíamos la siega.
Parados en el mundo, sin virtud,
ni especie, esperábamos.
Quien no vino, no nos enseñó el rostro.
Su daño dejó en ti su piedad.
Y el golpe en las manos no fue,
fuera de toda gracia, recibido.
Lo habíamos esperado pacientemente.
Solo que no tendría lugar el orden.
Temor a tu llegada es lo inquieto.
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Hablen, hablen, tú no podrías.
Ellos, con su cara, responden.
Para el precipicio, el lugar es.
Da palabras y no solo quiere.
Para el invitado quisieras tú.
Escucha, de nuevo, lo primario.
Ellos guardan recién un mensaje.
Repiten ellos, fuera de ti.
Para quien quisiera al invitado,
el alfabeto ofrece su pérdida.
Hablan y no se obtiene, no
recibes lo que en ellos celebra.
Fuera de ti, un levantamiento.
No sabríamos responder.