La playa

Wolfgang Hasselmann

El animal no está. Ha sucumbido. Rezó a Dios. No cabía el dolor en su cuerpo. Estaba solo.

El animal mató al animal para así tener voz.

Ahora,

una nana suena en

la boca del mar. Ven a mí

pájaro herido. En mi sombra,

habita tu vuelo.

El animal vuelve.

Quiere tener un único ojo-tacto-oído-lengua-boca-corazón. Quiere ser

manantial. Un abismo:

un alambre: una piedra

suave. Caricia que cae

pero no hace ruido.

Dice:

Tengo llena de piedras la lengua,

tengo la boca en el barro.

No hay costilla. Está

solo el hombre. Habla solo el hombre

solo habla

a la piedra. La fe.

Dice:

Padre.

Implora. No le sirve con la voz. La voz es la nada. La voz es el ruido. El ruido es insoportable. Atasca los segundos. El animal tan sólo quiere la piel. El hombre también. El animal no puede conocer los nombres. Desea comerlos. Solo quien come conoce el sabor, la textura, la entraña pura del nombre. El animal se lanza a lo hondo. Desea

la vida. El hombre

también.

Dice:

Mamá, los niños tienen la piel de elefante. Los hombres tenemos la piel como una mariposa fina. Hasta el viento más dulce nos quiebra.

Mira al cielo. Padre

llaman

al silencio.

Marinna Martín

Marinna Martín (Madrid, España, 1999). Artista multidisciplinar. Graduada en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, asiste a cursos de escritura semanalmente y sus múltiples intereses la han llevado a iniciar estudios paralelos dentro del arte de la programación. En un futuro, espera poder aunar todo en una misma obra multiforme. Trabaja como fotógrafa, ilustradora y diseñadora en Madrid. En 2022 fue seleccionada en Descubrimientos PhotoEspaña, realizó una beca de creación artística junto con el consell de medioambient de Mallorca y ha sido seleccionada en distintas revistas de arte y literatura.

https://www.instagram.com/marinna_martnn/
Anterior
Anterior

Sangrando al sur

Siguiente
Siguiente

Un poema de Saraí Elizondo