Un poema de Saraí Elizondo
¡La pérdida que no se calla!
Juan Gelman
Todo está dicho.
La esencia del mundo resucitada
en el vuelo de un ave.
La gloria danza, años después,
en el crepúsculo.
Este dios que llevo dentro se encuentra con fronteras,
con el trazo que huye, la pérdida silenciosa,
con el paso del tiempo, madre de la Verdad,
contigo, el fuego.
Todo el tiempo que tome construir puentes,
contemplar el sol,
dirigir nuestra mirada al olvido,
descubrirse habitados por países lejanos,
no será suficiente.
Es el retrato del apocalipsis ante nuestros ojos.
Las transformaciones son devotas de los recuerdos.
Después de este frenesí, otros tiempos me dibujan
nuevos cielos
agitados de vuelos.