Poesía de Sebastián Díaz Barriga
Llamada telefónica
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Es tarde y recibo una llamada es tarde y recibo una llamada directo desde Guatemala y Guatemala está ahí y Guatemala quiere hablar conmigo Guatemala sí pero no la conozco del todo o creo que la conozco bien pero hace mucho que no hablamos y por eso pienso que no sé nada de ella salvo que tiene muchos lagos lagunas y cuerpos volcanes silenciosos y llanuras invertidas en donde en otra época se llevaba a cabo el proceso nacional de inteligencia y exterminio indígena pero no digo nada de esto ni pienso nada de eso porque en realidad yo no sé ni viví nada de esto y porque pienso que los recuerdos de la historia son también los recuerdos de los libros de la historia y porque pienso que los recuerdos de la historia se quedan marcados como los libros pero los libros también terminan o se van y Guatemala sigue esperando y Guatemala sigue del otro lado +502 del teléfono y Guatemala dice que me soñó y que tiene un mensaje muy importante para mí un mensaje que alguien en sueños le pidió darme y que es urgente y que me calle y que la escuche porque mensaje dice: cuando un caballero muere en el bosque se transforma, cuando una señal de cable se interfiera significa que hay alguien del otro lado de la línea, cuando el rechinido de los dientes ahuyenta a los ratones significa que algo va estupendamente bien, pero qué pasa cuando las moscas salen de las moscas, cuando las piedras salen de las piedras, cuando las moscas salen de las piedras o cuando las piedras salen de las moscas, porque las moscas, porque las piedras, porque las piedras y el sol son la única semilla.
Fin del comunicado. Hasta pronto, Guatemala.
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Martín Fierro y Enfermedades Imaginarias
viajan al desierto de Chile
De vacaciones por el Maipo los llevan a un mercado de artesanías, Enfermedades contempla con desinterés los sombreros, y las estatuas pintadas de barro no le provocan emoción: apatía general (por el mundo y sus cosas, por la vida y da lo mismo todo). Martín Fierro compra un par de espuelas para el viaje. Sonríe, con su media dentadura de gaucho (mostrada en pampas y pulperías). Enfermedades dice Ahora vuelvo. Y se queda, lejos, cebando unos mates, bajo la sombra del desierto. Le guiña el ojo a Martín, mientras lee las primeras páginas de la mañana en un periódico que compró por dos monedas. Después, ambos le piden a su guía de turistas que los lleve a una nueva zona, una zona real en donde pasen los verdaderos acontecimientos del mundo. El guía les dice, Ya lo tengo y los lleva hasta una librería secreta. Esta es la verdadera literatura chilena, mierda sino, y por querer encontrar algo hemos de hallar, porque en la pampa el que busca encuentra y entre ciegos, como ves, los tuertos son rey, dijo Martín Fierro. Pero Enfermedades no lo escuchó. Al entrar a la librería unos hombres los estaban esperando. Les vendaron los ojos con cuidado. Les ataron las piernas con amor. Les taparon las bocas con cariño. Quitaron sombreros. Quitaron ropa. Quitaron vidas. Quitaron manos. Habían vuelto a caer. Martín Fierro pensó que nada de esto podía narrarse en octosílabos, ni había espacio para la dulzura de este mundo. Sé ya que mi padre está muerto, pero no recuerdo su nombre, pensó Enfermedades.
Se cierra el telón
Se abre el telón
Enfermedades y Martín Fierro, atados de pies y manos.
Encienden la luz.
Les quitan las vendas.
Les ponen las botas.
Les curan las manos.
Es su fiesta, su fiesta de cumpleaños.
Hay pastel, vino y comida. Comida a montones.
Festejan el cumpleaños de Enfermedades.
¡Viva Chile, mierda!, gritan los hombres.
¡Viva Chile, sí!, dicen Martín y Enfermedades.
Deciden tomarse una fotografía en la que todos salen borrosos.
Akira Kurosawa está ahí.
Dice que renunció a la foto.
Dice que renunció a los paisajes.
Dice que renunció a Japón.
Dice que vive en Santiago desde hace algún tiempo.
Ahora es escultor de lo invisible.
Nadie entiende lo que pasa.
Pero todos comen una parte del pastel…