Cinco poemas de Estefanía Cabello
*
Escribo
desde el lugar abierto a la intemperie.
Son visibles los estragos
de la fuerza del mar sobre las rocas de la costa.
Sobre estas rocas tomo conciencia:
rozo con mis yemas allí donde alguna vez fui besada.
*
Por dentro de ti te has sentado a llover.
Así está organizado el mundo:
sujetas mi mano, pides permiso
para besar la línea que cierra mis ojos.
Yo busco tu calor
como quien se aproxima
a los muros de una catedral.
Poso mi mano sobre la roca fría,
me nace la esperanza en esta pared
que soporta bien el paso del tiempo.
Acudo descreída de todo dominio
aunque espero dentro de ti a que arrecie la lluvia.
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La otra orilla
Junto al peregrino que busca en el reflejo
del agua la sed que adelanta el verano,
te veo detener los pasos a escasos metros de los míos.
El canto de los pájaros sobre nuestras cabezas,
aunque maltrecho,
no concede espacio a la duda:
el miedo no conoce la forma de tus ojos
y ya no es idéntico el rumor de las estaciones
en este cuerpo donde una vez se detuvo el tiempo.
No temas, el mar
no es un fantasma que pueda huir de tu nombre.
Debes saber que no es llegar hasta la otra orilla
lo que me interesa, quiero
acariciar el centro donde mana el agua.
Una sonrisa complaciente desde tu pecho me invita
a tocar la arena con el pie desnudo
y despacio me yergue frente al viento de la tarde.
Sofía de Mello
I.
Nunca te he conocido
pero converso bien contigo.
Me acercan a ti
los nombres y la gracia
de las muchachas griegas.
Estípite del poema,
son regios tus principios
pues tienes el corazón, bello y olvidado,
de una brevísima koré antigua.
Afán de niña eterna,
concédeme acompañarte
en tu viaje hacia las Cícladas.
Y ya que no tememos cóleras
de ningún semidiós, sonriamos juntas
desde fuera del tiempo.
La palabra de Sofía
La palabra favorita de Sofía
es inmanencia. ¿Qué me querrá decir esta noche?
La luna entra rápido por la ventana,
no es un cliché poético.
Reinas ya junto a un palacio
de efebos que han emergido del mar. Un palacio
de algas donde cae celeste la luz que te toca del sol.
Este es tu hilo de palabras, Sofía.
Espera por mí, ven a recogerlo.