Mella
Mella
Estréchame las manos,
la única luz que nos queda
Blanca Varela
Me cuelga la barriga, lo puedes ver desde lejos
desde que te abracé y sentiste de donde nacen todas las cosas
mi ombligo parece un caracol escondido, no lo toco
se me iría un suspiro y me ahogaría para siempre
me da miedo tocarme la mitad del cuerpo, ahí está.
Si te acercas a la distancia de mis pómulos verás que tengo dos orillas por
cachetes y la textura de mi rostro encalla sin brisa
sufro de pieles heredadas de hombres de isla y mujeres de nadie.
Te dije que tengo casas repletas de estrellas de mar y que me ahogo entre las brumas del amor y la duda
acertijos espesos que me cosen los dientes.
Dime si alcanzas a sentir el olor de este cielo que me persigue
te nombré las veinticinco nubes pegadas en el pecho y el sonido que hacen los pichones cuando pasan por mí y anidan hasta morirse sin madre,
seguramente huelo a lo que nadie quiere oler
hijassincuerpos piesqueseabren golondrinashuyendo.
¿Qué es este aroma sin rezo sino otro intento implorado, deseoso?
Apenas algo que cae.