No pienses en un árbol transparente

Chad Madden

No me imagino con raíces en lugar de piernas. Las raíces tienen una marcha lenta y yo, como el resto de los muertos de la Ciudad, ando siempre con la prisa de llegar a todos lados. Si mis pies anduvieran con marcha de raíces ¿a dónde llegaría? No me imagino con ramas en lugar de brazos. Las ramas se extienden, son puertas que se abren al tiempo y yo me abrazo a mí misma, para cubrirme de él. No me imagino siendo árbol, yo rechazo la fijeza y el árbol se queda quieto. No necesita correr, porque se dispara al cielo. No me imagino dejando que el viento vuele mis hojas. Mis hojas caen pesadas de recuerdos y presentimientos. Las hojas del árbol, como por golpe de dados, caen hacia arriba, son un milagro, descienden al sol y se elevan al olvido. No me imagino siendo tan callada como un árbol. Yo soy agrupación de sonidos, flujo de palabras, configuración de sentido, un discurso, constante, pero discontinuo. No me imagino hablando con el viento como un árbol. El viento le susurra crujidos, danzas otoñales, brisas, tempestades, el abrazo del invierno: repercute en su cuerpo. No me imagino escuchando como el árbol: con todo el cuerpo. No me imagino cantando como un árbol. Yo quiero cantar mis propias canciones. El árbol no tiene lo que llamamos voz propia, le pide prestada su voz al medio día, a las seis de la tarde, a la noche, al verano, les pide prestada su voz a los pájaros. ¿Has escuchado cantar a un árbol? Por supuesto que los árboles cantan, le piden prestada su voz al silencio. Los árboles son sirenas, seducen a los hombres con la belleza de su canto, ellos se olvidan de su nombre, de su tierra firme, de su mar abierto, de sus mujeres, y se entregan a la muerte. Amarra tu cuerpo al mástil. No me imagino teniendo la sed del árbol, una sed que llega cuando empieza a llover. No me imagino siendo leña verde como el árbol. No me imagino ardiendo de pie, como el árbol, como si fuera una bruja quemándose en leña verde. No me imagino tan beligerante como el árbol. No me imagino peleando con un silencio afilado, un afilado silencio de aguas profundas, anchas, agitadas por dentro, sosegadas por fuera. Los árboles callan al trueno, vencen al rayo, se burlan de los médicos, entierran estirpes, erosionan los templos y conservan su belleza corrugada, con la certeza de que todo reverdece. No me imagino teniendo corteza, en lugar de piel; iniciales de amantes, en lugar de cicatrices. No me imagino pariendo semillas, en lugar de dolor; llorando sabia, en lugar de sangre.

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No me imagino tan sabia como la savia del árbol. No me imagino teniendo la mirada de un árbol, mirada llena de nubes, como mirada de abuela, con la paciencia de los ojos que ya lo han visto todo, con la inocencia de los ojos que se vuelven hacia la infancia, con el calor de unos ojos repletos de sol. No me imagino el árbol genealógico del árbol, la metáfora, el árbol tiene metáforas en lugar de apellidos. El árbol sabe que es un bastardo, un hijo del azar, un planeta huérfano, un signo arbitrario. No me imagino teniendo la sociedad de un árbol. Los árboles no tienen líder, no se forman en filas, porque saben que el orden es un gasto de energía. No disponen de más que geografía amorosa, una tierra fecunda que procure la vida. No me imagino teniendo el corazón de un árbol, latiendo por primera vez en el hachazo de la muerte. No me imagino teniendo la memoria del árbol, memoria milenaria, domesticada por el presente. No me imagino el odio transparente del árbol, odio que deviene en olvido, olvido que deviene en muerte, muerte que deviene en vida. No me imagino perdonando, como un árbol, la tala masiva. No me imagino dando oxígeno, a cambio de CO2. No me imagino riendo como lo hacen los árboles, no me imagino su prístina carcajada en abril. No me imagino siendo un árbol, siendo nada, siendo tiempo, siendo ser, estar siendo. No me imagino un árbol siendo, un árbol siendo feliz. Siendo feliz como un árbol. No me imagino lo feliz.

Eliette Abril

Eliette Abril (Ciudad de México, México, 1999). Estudió Letras Hispánicas en la UNAM.  Cuenta con publicaciones en espacios digitales como Irradiación, Primera Página o Interliteraria. Se encuentra iniciando su camino en la poesía.

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