Cinco poemas - Raquel Vázquez
deseé arañar el brillo del metal de la noche y herir a las estrellas hasta que me entregaran de rodillas su llave
deseé colmar mi boca con el oro del tiempo y arder y sonreír un arpegio cíclico de pasado y futuro
deseé romperme y agrietarme antes de admitir las cajas chinas de un fracaso sucesivo
deseé amasar la muerte para que no acudiese a mi regazo la incertidumbre
deseé negar el fin para ser principio y encrucijada siempre
deseé tanto y deseé todo
deseé por mil vidas y no he sabido aún vivir por ninguna
*
qué he venido a hacer qué he venido a ser
echo en falta los rayos incorruptos recién nacidos de la infancia
antes de que el brillo predominante fuese el neón de los consumos enajenados
el brillo inocente de bastarme a mí misma
irradiar sin tiempo sin espacio
ser como sólo sabe ser una niña
en un firmamento de chocolate juegos y páginas
qué he venido a hacer
la única respuesta que me parece verdad
es que he venido a apagarme
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*
aguardé el infinito en un mundo en blanco y negro
dios nacía en los pájaros
y moría en la luz última que martilleaba los pespuntes del horizonte
ochenta y ocho teclas que prometían la verdad al alcance de los dedos
tocaba despertar
tocaba que mi boca besase infatigablemente la tierra
tocaba el ruido en lugar del rezo
tocaba el ruido entrenzado al llanto
*
los puentes azules no se extinguen
los puentes azules son imperturbables
los puentes azules no sucumben ante la otredad o el silencio
los puentes azules se alimentan de orquídeas desdichadas
los puentes azules devuelven la confianza al mundo
los puentes azules pronuncian un temblor de vida con cada una de sus piedras
los puentes azules tejen la abolición del tiempo y el final de la espera
los puentes azules fundan Ítaca cada vez que los recorro cada vez que alcanzo a mirarlos
*
pido
que todo esté bien como si la paz pudiera ser trazada con escuadra y cartabón en una lámina hecha de océano imborrable
que todo esté bien al menos mientras quede un minúsculo sorbo de café en la taza
que todo esté bien mientras las luces de la sala fluyan bajo tierra y no se enciendan aún
que todo esté bien en el recuerdo de que te quise y ardí y fuimos uno y un manantial nos inscribió la vida en el regazo
pido
que todo esté bien alguna vez
pido
que todo esté bien aquí sin más y una lágrima de silencio baste
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