Musga fónica

Hojas y ojos (2021), libro de artista de la poeta venezolana Sacha Guerrero.

Por todos los astros lleva el sueño
pero solo en la tierra despertamos.

EUGENIO MONTEJO

Manhã sem rusga

pequeno depósito de agrura na poça

exorbitei de alegria

a abóbada celeste não dá vazão

silos de silêncio

ó ser astral

o capim é minha grande reserva interior

a esperança.

MARIA LÚCIA ALVIM

1

Dar la redondez que irradia 

el río de sí para el despojo, 

arremolinarla a los hechos 

que partieron, ya no serla llaga,

ni gula preguntarle qué bondad 

tan aplanada hay en la hiedra. 

Pisándola iba entonces 

la fauna hasta otra sangre. 

Ahora como hierba secular 

variaba ala de silencio 

en orvallo. 

Circundante era así: 

atada al hosco 

hueco del volcán. 

Aventarla fuera de la mente 

del murciélago. 

Estremecer esa árida bacteria 

que significa enumerar sílabas 

en lengua menos parda. 

Y esta, que asta mía 

por voracidad 

frunce resonancias ajenas. 

Solo la borro desnudez: 

evidencia de otra tierra 

cuando enmudezco, 

y enmarañándole la voz, 

como la cola del gato, 

galga la hago a mi metamorfosis. 

Miscelánea va cruzándome 

los dedos a la medida 

del cuarzo. 

Anhelo nombrarla matriz 

de cangrejo entre las conchas, 

huevo indeciso del larval. 

Pero me quedo aquí: 

sonido es paciencia,

oído de pata albergada 

en venas de otros granos 

menos húmedos. 

Sonido es musgo gago 

que halla todo 

por destino.

2

Refundiéndola en barro, 

nos estrujó de vuelta. 

Un hormiguero fuera 

de la voz por superficie 

trae esta sánscrita galaxia: 

riego magnético, 

mineral sordo 

que supervisa la sal. 

Y así como la piedra, 

rodamos río abajo. 

Placenta en horda de pluma. 

Palabreo de especie.

Nunca más frontera 

por crucifixión 

o germen. 

Todo pasa como audiencia inocua: 

un hormiguero quemándonos 

erróneas formas de habla.

Balbuceos alrededor 

la llevan al manantial 

que enfrenta el cráneo.

Ese oficio que imagina 

algo albo en la glándula. 

Los rasos por sí mismos 

son testigos de esta lucha, 

agria de acciones que trastornan 

la historia en lenguaje. 

Al semillero se llega en levedad, 

al semillero obra la cala florida 

porque impacta la máquina. 

Apenas la simiente, 

plegada al pasto del puma 

en bramido, es verdadera.

Como araña teje el organismo 

que embaucamos, 

solo describirla en redondel 

de espuma nos hizo aptos. 

Escribir un día más, 

una noche menos.

Discernir que el barro 

es nuestra morada, 

nuestro astro, 

nuestro mantra.

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3

Al final del habla diseca las figuras. 

Torrencial las disgrega. 

Cada una, polimorfa, 

se atreve a ser madre. 

Por verdad canora 

entenderlo es ampararse. 

Y amanece:

el cuco con su cría augura 

la llegada del pensamiento,

mecido entre las ramas, 

mide la estrella del pico 

y la deja a mi lado 

como médula. 

Lo dicho, cuerda 

o mausoleo sonoro 

sorprende la chispa 

que caldea. 

Y anochece:

discernirse como si nunca 

hubiésemos existido, 

desvestirse en gramática germinal. 

Esquivar lo sórdido 

para la ética del gajo, 

ese ombligo, 

esa lumbre.

4

La tierra como un músculo circunvalado, 

entera noche tupida de tarareo: 

lince, gavilán,

lombriz neófita del crepúsculo. 

La tierra, nuestra noche, 

sotana del aire 

en el sentido del sauce, 

no cesa. 

Ruta fugaz crecía en filamento de sábila. 

Corearla minúsculo 

en el sacrosanto pestañar 

de un animal cualquiera: 

mamífero vespertino 

de hospicios, ser, 

parecer, uno más en ella 

templado cuando cae 

como espiga. 

La sabemos cuando nos vemos morir, 

cuando arqueamos, en llanto, 

lo ido por su absorción: 

esa gacela que la bestia traga. 

La tierra. 

El sonido del sauce calcado 

por la espiga. 

Cuna del aire, el sauce, la tierra, 

la noche aguada a su tronco de reptiles, 

de hijas llamadas caléndulas verbales. 

Y de repente, el cuerpo descubierto, 

arraigado al tronco. 

De repente, serpentino, 

el cuerpo de raíz.

De la tierra, 

que en ascuas 

muge el mirar.

5

Que baila devolviéndole 

una tráquea. 

La tierra viscosa, liviana en aguaceros, 

luz del locus borroneada 

turbándole tinieblas.

La tierra que lúcida 

lapida lo negro. 

Pedía no. 

Por decir algo: 

sonar hasta tallarla. 

Sesgo del sumiso 

decir que yace castrado. 

Carraspearle caracoles 

encima del linaje,

caracoles le lo la el 

poro entre espinal. 

La tierra lijada 

le daba claro pétalo. 

La quizá. 

La testiga. 

Hazla, 

le campaneaba 

la mañana entera 

en musga fónica, 

librada de ónices 

que no cabían 

en lógica plausible. 

Porque al cerrar los ojos 

era cumbre la coral. 

Alta alga de cobijos 

marítimos. 

Estival bendita 

como el que recrea 

lo bruto. 

Cobalto. 

Maestra idea 

naciente en mosca 

de charca: 

sé castaña, 

onda que reluce,

bruma de urna,

y al levantarse el muro: 

derrúmbalo. 

Lo cándido pulsa 

la mañana sin redada, 

pequeño depósito de hiel, 

barrizal que exorbita en alegría. 

Ella, la cúpula celeste, 

elevada sin vacío de silencio, 

ser astral, hierba, 

mi interna premonición, 

mi esperanza.

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Jesús Montoya

Jesús Montoya (Tovar, Mérida, Venezuela, 1993). Poeta, traductor y ensayista. Doctorando en Estudios Literarios en la Universidad Federal de São Carlos. Es Licenciado en Letras mención Lengua y Literatura Hispanoamericana y Venezolana por la Universidad de Los Andes y Magíster en Estudios Literarios por la Universidad Federal de São Carlos. Ha publicado los libros de poemas: Las noches de mis años (Monte Ávila Editores, 2016), Hay un sitio detrás de los incendios (Valparaíso Ediciones, 2017), Rua São Paulo (Fundavag Ediciones, 2019), obra con la que obtuvo el II Premio Franco-Venezolano a la Joven Vocación Literaria, y Transandínica (hochroth Verlag, 2021), libro bilingüe español/alemán, con versiones del poeta y traductor Léonce W. Lupette. Tradujo el disco de poemas Catecismo salvaje (El Taller Blanco Ediciones, 2021), del poeta brasileño Wilson Alves-Bezerra. Pertenece al comité de redacción de la revista POESIA de la Universidad de Carabobo. Participó en la residencia virtual Looren América Latina «O que estamos traduzindo?» (2021), con el apoyo de SpecimenThe Babel Review of Translations y la Fundación Pro Helvetia. Actualmente se desempeña como profesor de español.

https://twitter.com/jesusmont_
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