Juguetes

Hace unos días vi una exhibición de juguetes del mundo, tenía objetos que para mí evidentemente eran juguetes, porque lucían semejantes a artefactos que yo mismo había tenido, encontré en ellos algunos linajes de mi infancia. Pero también había otros, más antiguos, que no pude visualizar como tal. Por ejemplo, la silueta de una foca tallada en piedra gris, perteneciente a la cultura inuit. Bordes bien definidos, pulida con esmero, casi luminosa de lo lisa que estaba su superficie. Una piedra casi sombra, porque los únicos rasgos característicos que tenía eran una bolita por hocico y dos brotes curvos por aletas. Sentí mucha ternura cuando la vi, pero no creo que fuera un juguete, pensé más en un amuleto. 

Una vez un profesor nos dijo que los objetos mesoamericanos con ruedas no pueden ser juguetes, porque están hechos de arcilla y se han conservado demasiado bien, y si asumimos que las infancias de hoy juegan con la misma rudeza que las infancias de hace mil años, esos objetos no se podrían haber conservado así, tan íntegros como los vemos en los museos. Tal vez el plástico, por su flexibilidad, pueda resistir los golpes habituales de un juego imaginativo, y después resistir miles de años enterrado, pero la arcilla no, la arcilla se quebraría en el primer juego y provocaría el llanto de sus usuarios. Me parece más lógico que los juguetes estuvieran hechos de tejidos o incluso piedras intervenidas con pigmentos, o figuras de arcilla simples, que requirieran poco trabajo y pudieran sustituirse fácilmente. Esto abre preguntas divertidas de plantear, pero imposibles de responder. 1. ¿Un juguete puede ser igual de atractivo que un objeto ritual? Si es así, ¿esto es peligroso? 2. ¿Qué significa y qué consecuencias tiene el esfuerzo que una sociedad pone en fabricar juguetes?


1.

En los pocos museos a los que he ido, hay cosas con las que me encantaría jugar, los arqueólogos dicen que son objetos rituales, y les creo, pero no puedo quitarme de la cabeza la espinita de jugar. Pienso por ejemplo en una muñeca que está en la sala teotihuacana del Museo Nacional de Antropología, hecha de barro, articulada, y con una réplica de sí misma en el interior del vientre, el cual se abre y se cierra con puertitas. Tal vez yo deseo jugar con ella porque la mitología que sostenía el ritual a su alrededor ya no existe, hay muchas piezas de museo que son esqueletos de mitologías muertas, y en ese estado podemos revestirlas de muchos efectos distintos, incluso el lúdico. 

Menos mal que esas piezas están guardadas, porque sería peligroso que anduvieran por ahí rondando. Imaginemos, por ejemplo, que un día alguien usa como amuleto la foca inuit de la que hablé al principio, y espera una protección contra el frío, o mucha seguridad para caminar encima del hielo, o más allá de lo ártico, simplemente quiere un objeto que calme su agobio causado por la agitación de las ciudades, ¿Qué tal si al final de verdad resulta ser solo un juguete? Terminaría con hipotermia, o resbalando sobre el hielo o con ansiedad entre las multitudes. Aún peor, imaginemos el caso contrario, alguien juega con la foca inuit pensando que es un juguete pero en realidad es un amuleto, como castigo por el sacrilegio podría soñar todas las noches con extensiones inmensas de hielo y tiritar siempre durante el descanso, o perder para siempre la capacidad de conmoverse con la ternura de las focas; o quizá las divinidades de las focas no son vengativas, y simplemente se pondrían a jugar con el ingenuo, pero los tiempos de los dioses son muy diferentes a los nuestros, y el ingenuo tendría que jugar eternamente. Por eso es tan peligroso que no podamos tener certeza acerca de qué cosas eran juguetes y cuáles eran amuletos o figuras de adoración, pero gracias a los museos estamos a salvo. Esa es una de sus utilidades, mantenernos libres de confundir los objetos prácticos con los mágicos, y por eso no hay que tocar las cosas en los museos…

Sergio Rodrigo Kanek Quintanar Tapia

Sergio Rodrigo Kanek Quintanar Tapia (Cuautitlán, México, 2001). Es estudiante de historia, poeta y ensayista, ha publicado en la revista Punto de Partida en los números 230 y 236, y en las revistas electrónicas Página Salmón No. 3, Periódico de Poesía UNAM y Este País, así como en la antología de poetas latinoamericanos jóvenes Summergible editada por la Universidad de Cuenca.

https://www.instagram.com/kanekrodrigo
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