Ana Basilio - Poesía
Jan Meeus
Centéotl
Sueño mi cuerpo atento
en la gloria de ser devorado
en el espectro de cuna y arrullo
a la orilla de la vida
sustancia del todo,
donde por un instante
me abrieron desde dentro.
Escogido entre las milpas,
desnudo mi ser para honrarte
y perdonar a mi padre,
a mi madre,
a mi estupidez de no saber mi tierra
por creer en la carne.
Por ser yo
mi ídolo más grande.
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*
¿Todavía recuerdas hace cuánto que entrenamos nuestros pensamientos?
La mayoría de las veces empezamos desde un sueño.
Nunca oí la caricia como entonces,
tan dulce y tan dócil,
tan lejana de mi rayo.
Amenaza de truenos.
Presencia de absolutos en la voz del petirrojo,
en el detalle fino de la flauta.
El sol deslumbrado entre los labios de una sonrisa,
por este contraste y esta música,
esa voz que apenas cruza el aire,
estos abismos de maniobras adivinadas,
esta balada que prescinde del universo
nos lleva
lentamente
como vista desde el cielo
a casa.