39 años
Quise hacerlo de otra manera una más elaborada
en donde hablaba de algo para contar otra cosa
una metáfora un eufemismo
algo más delicado menos directo
intenté ser por otra vía adelantarme
sustraerme al inicio la primera persona
la idea era: un útero es como un corazón
en un ejercicio deductivo simple mi edad era un útero
mi hermana embarazada una hija que va a ser madre
un útero por otros medios = un corazón
mi madre una madre que va a ser abuela
mi familia una familia que es varias familias
yo deja el centro del mundo primera hija primera nieta
ahora la tía esa que vive lejos vemos poco es copada
intentaba velar –no de cuidado, sino que de entierro–
lo que se me escapa se pierde un poco más de vista
con cada foto en el chat familiar en el que mi madre escribe mi amor
cuando la hija de tres años de mi hermano aparece haciendo monadas
escribo la hija de mi hermano no mi sobrina
porque el ejercicio era contar decir nombrar
con una metáfora un eufemismo
que cuando los padres de una se convierten en abuelos de los hijos de tus hermanos
eso –y algunas cosas que encontré en internet sobre el útero bicorne–
una con su edad su útero su corazón es un poco menos hija
pero mi amiga Lucila me llama por teléfono
no tanto angustiada como harta cansada
su marido se puso a limpiar las manchas de acuarela
que dejaron sus hijas sobre la mesa la retó
por dejar que las niñas ensuciaran con acuarela la mesa
mi amiga trabaja todo el día es madre de dos niñas
el marido es buena gente pero
nadie en el mundo es ni podría ser nunca
lo suficientemente bueno merecedor de mi mejor amiga
nadie debería retar nunca a una mujer que parió dos niñas
que se despierta todos los días a atenderlas
que les ha dado un nombre un sentido
que ni siquiera pueden nombrar porque son niñas
no entienden todavía qué es
cómo se hace cómo se dice de qué está hecho el amor
que trabaja todo el día para que tengan lo que necesitan
pero también para que tengan una madre que trabaja
que defiende de una rutina esclava su independencia
aun cuando sería más fácil trabajar poco tirarse a chanta quedarse en casa
no quiere eso para sus hijas
es madre del mismo modo que es mujer
nadie le llega ni a los talones a mi amiga Lucila
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nadie debería tener el valor el coraje de decirle a mi amiga
que por qué deja a las niñas pintar sobre la mesa que así hacen mugre
una mesa que vale lo mismo que dos cafés del Dunkin Donuts
así valiera dos millones de dólares
con su mesa puede hacer lo que quiera
lo mismo que con sus hijas con su cuerpo
que te salga un culo de la vagina tener que aguantarte
que la gente opine alrededor como si supieran
menos su marido al que le dio dos hijas una casa una familia
igual intento bajar la espuma contener el desastre
abro la boca del otro lado del mundo el teléfono en la oreja
tirada en la cama me levanto me incorporo me siento
armo un cigarro lo prendo largo el humo mientras miro
las formas que arma el sol en el asfalto
cuando penetra las copas de los árboles en la mañana
el techo rojo de la casa de enfrente las ardillas corretear de un cantero a otro
el aire que a veces me enfría los pies mientras escribo
lánguida sola algo aburrida
mi vientre el pliegue en donde podría haber cabido otro mundo
algo raro un escalofrío
nunca tuve el deseo la aspiración
nunca quise ni siquiera me pregunto si debería no realmente
podría desatar una pequeña revolución
ahora que él le dice que no deje que las niñas ensucien la mesa con acuarela
en una casa en La Plata muy lejos de mí
una insurrección feminista un grito contra el patriarcado
pero intento otra cosa digo
están los dos muy cansados ya se van a arreglar
Lucila que es para mí la mujer más perfecta del mundo dice
yo estoy más cansada que él la maternidad es una estafa
pienso que estoy de acuerdo no lo digo
no lo digo como no se dicen las cosas que no se pueden decir
me aburre repetir que nadie se pregunta dónde estaba
el padre del hijo que Jean Rhys dejó muy cerca de una ventana abierta
una noche de invierno crudo en París
que murió a los pocos días de pulmonía en el hospital
mientras ella tomaba champagne para calmarse los nervios
pero esto no es sobre ser o no ser parir o no parar
más bien es sobre el paso del tiempo los años
la posibilidad o no de este trazo sobre mi ventana las flores
los ciervos que vi ayer comer entre las lápidas del cementerio
el instante en el que sentí empezó a sonar
la canción que me gusta en el bosque mientras corría
dejar de ser hija el sentido que se desplaza que va cambiando de forma
las amigas que eligieron otra vida más bien fui yo
la que eligió otra vida entre mis amigas la distancia
mi hermana que con 38 años una edad un útero un corazón
va a ser madre y tiene miedo