La literatura venezolana en tres tiempos

Entrevista al Dr. Rafael Arráiz Lucca

 

Blas Pifano

Siglo XIX 

Un pasado reciente llamando a la memoria

Dr. Arráiz Lucca, empecemos por un asunto que no pareciera estar resuelto. Hay quienes sostienen que no se puede hablar de una literatura venezolana, que no hay elementos que permitan caracterizarla. ¿Puede o no hablarse de la existencia de la literatura venezolana? Y, en todo caso, ¿qué datos relevantes contendría, por así decirlo, su acta de nacimiento? (Fechas, padres, testigos)

 Dos religiosos: Fray Juan Antonio Navarrete y Sor María de los Ángeles (María Josefa Paz del Castillo) escribían en tiempos coloniales y, a finales del siglo XVIII y principios del XIX, escribían Miranda, Roscio, Bolívar, Sanz, Rodríguez y Bello. En su mayoría ensayos, crónicas, algo de poesía. Luego, se suman Toro, González, Baralt, Acosta, de nuevo: ensayos y algo de poesía. Suele ubicarse a Bello como el pionero, con buenas razones, porque se trata de un humanista como no hubo otro en la América española en el siglo XIX: un monumento. Basta acercarse a su obra para asombrarse. De tal modo que es obvio que contamos con una literatura venezolana desde el período de transición entre la monarquía y la república y hasta nuestros días. Ciertamente, no es mucho: 250 años, a lo sumo.

Ubicando el origen de la literatura venezolana en el siglo XIX, ¿puede usted acercarnos al modo histórico en que se dio ese proceso de formación de la literatura nacional naciente? 

 Hay un hecho inevitable: en Venezuela la implantación de la imprenta es tardía, muy tardía en comparación con el resto de la América española: 1810. De ese año es el primer libro impreso en Venezuela, con texto de Bello: Guía manual para forasteros. Algunos jóvenes de la élite caraqueña se hicieron lectores y traductores y frecuentaron algo parecido a un taller literario: la tertulia. De allí surgió todo, probablemente. La de los Ustáriz fue la más nutrida y persistente.

 

El siglo XIX venezolano estuvo marcado por la emancipación, la guerra y los intentos por establecer la República, ¿cuáles serían los rasgos históricos y estéticos determinantes de la literatura hecha en Venezuela o por venezolanos, en el XIX, que permitirán definitivamente hablar de una literatura venezolana?

 La urgencia republicana fue la que articuló los textos principales. Un libro capital como El triunfo de la libertad sobre el despotismo de Roscio es de 1817, la Silva a la agricultura de la zona tórrida de Bello es de 1826. Ambos centrados sobre el tema del nuevo Estado que se está creando. Y luego, los ensayos de Fermín Toro, los trabajos de Baralt van dándole rostro a una escritura fundacional de un nuevo espíritu republicano.

Para dejar una impresión literaria de la época, en poesía y narrativa, ¿podría mencionar solo dos nombres de escritores que usted ve en lo más alto de la cumbre decimonónica venezolana? ¿Por qué estos?

En narrativa prácticamente nada en la primera mitad del siglo XIX, tan sólo Los mártires de Fermín Toro, en poesía Bello, sin la menor duda, y después el gran poeta del siglo XIX es Juan Antonio Pérez Bonalde. Lo mejor de este siglo estuvo en el ensayo. Es evidente: Bello, Roscio, Rodríguez, Toro, Baralt, González, Acosta, Lander, Viso y al final la irrupción de Eduardo Blanco con sus cuadros mitológicos patrióticos, que cabalgaban entre el ditirambo, la novela y la crónica. En suma, un siglo netamente ensayístico y con muchísimos poetas románticos, en su mayoría menores, pero muchos, muchos. Fue un género muy cultivado, con la gran figura de Pérez Bonalde.

 

Siglo XX

Al parecer, el presente elige no mirarse al espejo

Es innegable la complejidad del siglo XX. Está marcado por la aparición del petróleo, dos grandes dictaduras y 40 años de democracia. Desde esta visión muy general, ¿cuál es la expresión literaria (individual o colectiva), de arranque de siglo, más importante? ¿A qué se debe esa importancia?

 El siglo XX nos recibe con notables ensayistas como Gil Fortoul, Vallenilla Lanz, Arcaya, Zumeta, Pocaterra, con excelentes novelistas como Gallegos, de la Parra, Uslar Pietri, con un escritor de primer orden en cualquier lugar del mundo: José Antonio Ramos Sucre. Con poetas como Blanco, Arráiz, Paz Castillo, Enriqueta Arvelo Larriva. La obra de Gallegos es monumental, casi definitoria de la nacionalidad, la de Teresa de la Parra abre la puerta de la psique femenina y el amor lésbico. Luego, las obras de Picón Salas, Briceño Iragorry, Mijares, Liscano van contribuyendo desde el ensayo con el perfil de la nacionalidad.

 

Don Mariano Picón Salas señaló que Venezuela llega tarde al siglo XX, precisamente con la muerte del dictador Juan Vicente Gómez. Sin duda, la presencia del general fue determinante para el país, pero ¿puede esto dar algunas pistas importantes sobre el carácter de la literatura venezolana que se gestaría en la primera mitad del siglo XX?

 Esta frase célebre de Picón Salas es inexacta, ya que creer que el gomecismo estaba al margen de la modernidad no es totalmente cierto. Los intelectuales gomecistas, funcionarios de la dictadura, eran positivistas, que era lo más adelantado que podía estarse en aquella época y, además, escribieron obras de peso, no escribían artículos solamente. La frase se refiere a la vida política, y allí sí es cierto que llegamos tarde a la democracia en el siglo XX, pero no en otros órdenes. Incluso, en artes visuales estábamos adelantados desde la creación del Círculo de Bellas Artes en 1912. Ya pintaba Reverón. La vanguardia literaria de 1928 ocurre durante la dictadura. De tal modo que la frase de don Mariano es simplificatoria e inexacta. Lo que sí puede decirse es que los rasgos modernos ocurren a contrapelo de Gómez, eso sí.

Ciertamente, en lo literario, el XX es el siglo de los movimientos, grupos, revistas...  es decir, un reconocimiento de y entre quienes hacen literatura venezolana y, al mismo tiempo, los comienzos de institucionalización de la literatura nacional. ¿Cuál es su consideración al respecto? ¿Cómo es la relación de los venezolanos con su literatura, poco o mal conocida?

 Creo que hay autores que se han ganado el favor de las mayorías. Gallegos y Blanco a la cabeza. Millones de lectores han tenido sus libros. Luego, le siguen Herrera Luque y Uslar Pietri y, más recientemente, el fenómeno de la lectura masiva de libros de historia política venezolana, donde Caballero, Quintero y quien escribe, hemos alcanzado a muchos lectores. Más allá de los autores del gran público que apunto, la literatura venezolana es leída por un grupo muy pequeño de la sociedad, pero eso es lo natural, es así en casi todos los países del mundo cuyo nivel educativo es muy bajo. Me refiero a que el porcentaje de venezolanos que se gradúa de bachiller es cercano al 20%. Es decir, de cada 100 personas que comienzan el bachillerato se gradúan 20. No puedes pedirle mucho a un país con estos índices, obviamente. 

Por otro lado, aunque son aguas difíciles de navegar, ¿cuál ha sido la importancia de la crítica literaria en Venezuela? ¿Cuál es su mejor momento y por qué?

 El momento de esplendor de la crítica literaria venezolana lo podemos ubicar entre los años 60 y 90, un poco más de cuarenta años, con Juan Liscano, Guillermo Sucre, Domingo Miliani, Francisco Rivera, María Fernanda Palacios, José Balza, Oscar Rodríguez Ortiz, Víctor Bravo, Miguel Gomes, Carlos Sandoval, y en los últimos treinta años ha ido perdiendo cultores, lamentablemente, y también lectores. Antes hubo una generación también valiosa donde estaban Julio Planchart, Jesús Semprúm, Julio Calcaño, Gonzalo Picón Febres y los extraordinarios trabajos de Picón Salas.

Dr. Arráiz Lucca, mucho se habla, para intentar comprender quizá, acerca del fenómeno de ruptura de las nuevas generaciones. Ruptura con la tradición, desde luego, pero si el siglo XIX fue de formación en nuestra literatura ¿puede acaso hablarse ya de una tradición lograda en la literatura venezolana del siglo XX? ¿Qué caracterizaría esa tradición?

 Yo encuentro líneas de trabajo en la novela en el siglo XX. Por una parte está Gallegos, solitario, inventando universos, y por otra, están los novelistas basados en hechos históricos: Uslar Pietri, Núñez, Otero Silva, Díaz Sánchez, Herrera Luque, Torres, Vegas, entre otros. También están los grandes cuentistas: Uslar, los dos Garmendias, Meneses, Balza, Massiani. Los poetas han tenido diferentes caminos. Los telúricos, con Gerbasi a la cabeza, Palomares, Crespo y muchos otros. Los de lenguaje directo: Arráiz, Liscano, Machado y los grupos Tráfico y Guaire. Los esencialistas: Silva Estrada, Chacón, a veces Cadenas. Y una línea solitaria y luminosa: Montejo. Hago un mapa muy reducido y seguramente olvido obras importantes. Luego está la eclosión femenina: decenas de poetas, muchísimas, con la voz destacada de Yolanda Pantin, María Antonieta Flores y Carmen Verde Arocha. Esta es una línea en pleno auge, muy favorecida por las redes sociales. Y, por último, la línea del ensayo donde, probablemente, está lo mejor: Picón Salas, Uslar Pietri, Briceño Iragorry, Liscano, Díaz Sánchez, Nuño, Briceño Guerrero, Mijares, Carlos Rangel, Teodoro Petkoff, Ludovico Silva, Caballero, Luis Castro Leiva, Armando Rojas Guardia, María Fernanda Palacios, Ana Teresa Torres, Miguel Gomes, entre otros. Esta es la línea de los intelectuales, de la gente muy bien formada en universidades, muchos con doctorados. En fin, este es un mapa preliminar y muy reducido.

Cerrando el siglo XX, aunque el tiempo está muy cerca todavía, una mirada a lo que ha pasado en la literatura nacional podría mostrar cómo se ha ido posicionando la preferencia por los géneros literarios en Venezuela, ¿Cuál es el género que ha reinado en la literatura venezolana y por qué?

Al día de hoy se publican poquísimos libros de cuentos. Diría que nada. Se publican centenares de poemarios, la mayoría evitables. Se publican novelas, algunas notables, como las de Ana Teresa Torres. Se publican pocos libros de ensayos. De tal modo que, sin entrar en la valoración cualitativa, es evidente que el género que reina es la poesía.

Quisiera enlazar esto último con los grandes asuntos que ha expresado más y mejor la literatura venezolana del XX, es decir, ¿cuáles han sido los grandes temas de nuestra literatura? ¿Uno en particular que domine el panorama y por qué le parece que así sucede? 

Depende del período. Durante casi todo el siglo XX la novela de tema histórico reinó a sus anchas. Ahora la poesía escrita por mujeres impera a todo pulmón. Es lo natural en términos históricos. La incorporación de la mujer es muy reciente. En 1960 de cada 10 alumnos en las universidades venezolanas, 1 era mujer. Hoy en día de cada 10, el número de mujeres alcanza a 5,5 y va rumbo a ser 6. Es todo un cambio histórico.

 

Antes de pasar al siglo actual, y aunque resulte difícil o imposible hablar de un canon, ¿qué obras y/o autores pudiéramos referir como clásicos de la literatura venezolana? ¿Por qué?

 Autores que todo venezolano debería leer para su formación como nacional. Miranda, Bello, Roscio, Bolívar, Rodríguez, Toro, Baralt, Lander, Pérez Bonalde, Blanco Fombona, Vallenilla Lanz, Gil Fortoul, Arcaya, Ramos Sucre, Gallegos, Blanco, Arráiz, Uslar Pietri, Meneses, Picón Salas, Briceño Iragorry, de la Parra, Gerbasi, Luz Machado, Díaz Sánchez, Liscano, Arcila Farías, Parra Pérez, Rangel, Sucre, Palacios. Todos son autores de obras que podrían entrar dentro de un canon clásico, en la medida en que lo clásico se defina como lo definitorio, lo englobante, lo típico.

 

Siglo XXI

¿Esperar el mañana o ir por él?

En Venezuela, el siglo XXI se inaugura con un cambio político importante: la democracia representativa, después de 40 años de cierta estabilidad, llegaba a su fin. Podría decirse que el carácter de la primera década del siglo XXI es el de la efervescencia política; en este contexto, ¿cómo describiría usted el estado general de la literatura venezolana en estos primeros 10 años? (Su estado de salud, digamos)

 Creo que hay un gran interés por la poesía. A ello han contribuido los éxitos de Cadenas, Montejo y Pantin fuera de Venezuela y, también, una extraña complicidad que abunda entre los poetas que sienten que están escribiendo grandes obras. Allí hay salud y pathos a la vez. También están los emigrantes, en particular los de España: Méndez Guédez, Chirinos, Blanco Calderón, Sainz Borgo, Sánchez Rugeles, todos novelistas, y algunos con muchas obras publicadas y con grandes posibilidades de realizar obras redondas y completas. Los que permanecen en Venezuela pareciera que tienen grandes limitaciones para publicar, pero eso está empezando a cambiar poco a poco. En todos los casos, hay que recordar que hoy en día en el mundo entero la literatura no tiene el lugar que tuvo. Las especializaciones profesionales universitarias fueron quitándole espacio a la literatura y la han ido dejando con la ficción, la poesía y la no-ficción, y los libros que más se venden no son siempre literatura. En pocas palabras: su interés se ha ido constriñendo.

Ahora, para asomarnos, con el riesgo que ello implica, desde el umbral -que es el momento presente- hacia el futuro, intentemos un acercamiento a la segunda década del siglo XXI, claramente marcada por la deriva política y una situación económica y social insostenible en el país, donde quizá el fenómeno más visible sea el de la diáspora venezolana, ante el cual la literatura se está pronunciando también, pero: ¿Cuáles serían los valores de una literatura que mira al futuro desde un país en crisis y en diáspora? Más allá del testimonio de una época. ¿Hay escritores venezolanos del siglo XXI haciendo gran literatura? ¿Puede nombrar algunos y decirnos por qué estos?

Esto es más difícil precisarlo, ya que los escritores cuyas obras están decantando vienen del siglo XX y los que comenzaron a publicar en los últimos veinte años son tan recientes que puedes atisbar algo, pero son obras en formación. De los que vienen del siglo XX y decantan o llegan a la madurez están José Balza, Ana Teresa Torres, Ednodio Quintero y Oscar Marcano, por nombrar cuatro narradores acerca de cuyas obras no tengo ninguna duda. Entre los poetas es muy difícil, hay muchísimos, pero los nombres de Rafael Cadenas y Yolanda Pantin son seguros, además de la obra redonda de Eugenio Montejo. Del ensayo hablamos antes.

Finalmente, Dr. Arráiz Lucca ¿Qué se puede esperar del futuro de nuestra literatura? O, ya de plano -permítame cambiar la pregunta-, ¿mejor no esperar nada? Y apostando a que la literatura venezolana pueda ir al encuentro de ese futuro, ¿qué tendría que buscar y establecer en él? Como lector, como escritor, como venezolano, ¿qué le desea usted, profunda y personalmente, para la literatura venezolana?

 La verdad, Alirio, no tengo cómo responder esta pregunta en cuanto al futuro. Recuerda que quienes trabajamos con la historia, incluso la historia de nuestra literatura, nos enfocamos en el pasado. El futuro se nos escapa entre las manos. Ojalá y nuestra narrativa y ensayística se avinieran todavía más con la imagen y la música de la poesía, que sonaran mejor, más fluidamente, con más seguridad. Eso le deseo.

Alirio Fernández Rodríguez

Alirio Fernández Rodríguez (Bejuma, Venezuela, 1987). Es profesor y escritor novel. Estudió Educación mención en Lengua y Literatura en Valencia estado de Carabobo, actualmente cursa la maestría en Literatura Latinoamericana en Caracas. Trabajó como profesor universitario. Se dedica a la investigación y la creación literaria.

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