Cuatro poemas - Ramiro Gairín
De natura deorum
Cuando el poema es bueno,
cuando sé que he encontrado las palabras
que venía a buscar,
sé también que algo malo
va a suceder a cambio.
Y sucede en el cuerpo de mi hijo.
Una noche de llanto inexplicable,
accidentes con sangre,
un fracaso evidente
-otro día que pasa-
en su intento de hablar.
Como si la asamblea de los dioses,
perpleja por la mucha vanidad
del poeta que cree saber algo
de la naturaleza de las cosas,
allí donde más duele, le hostigara.
Para minarlo,
para que comprenda
que no debe volver a empecinarse.
Pero aquí estamos otra vez.
*
Fiebre y creación
Te ha hecho reacción esta vacuna,
ha subido la fiebre a treinta y nueve.
Probamos piel con piel de madrugada,
aplicamos paños húmedos y fríos.
Lloras, y trajinamos en silencio.
El pecho lo rechazas.
No pido que esto acabe pronto,
te vas a poner bien.
La ciencia está actuando;
lo mejor que dejaron
quienes nos precedieron.
Los pasos de gigante de la especie.
Sí reclamo a la noche que nos pase
la factura por horas, detallada.
El precio es no poder estar más vivos:
nosotros, al cuidarte;
tú, porque te construyes.
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*
Los últimos hilos
Siete años después, hemos colgado
unas cuantas cortinas
en las habitaciones que faltaban.
Te hemos esperado
para tejer los últimos
hilos de la crisálida.
Para redondear la pupa
y, a salvo del rigor de lo que espera,
aquí dentro,
parar,
detener la metamorfosis,
ya por fin, para siempre, aparecernos.
*
El día logrado*
Las abejas han ido elaborando
esa miel de final de tarde
que solo nos da junio
y las obligaciones que terminan.
Nos vamos hacia casa,
con la desordenada comitiva,
felices por el nuevo avistamiento.
Es la hora de hacer recuento:
enseñar a los niños que se mide
el tiempo por la miel,
que mañana madrugan las abejas.
Hoy ha venido el mundo a reponerse
con nosotros al parque.
Hoy se ha tomado el día libre.
*Tomo prestado el título de Martín López-Vega, Otro ensayo sobre el día logrado (Egipcíaco, 2021)