Seis poemas - Jean G. Burset Catinchi
Miasmas
Entristece este cielo empozado.
Su azul sempiterno, estival.
El sol embargando
todo el oro secreto del follaje.
Rostros curtidos.
Lenguas escaldadas.
Es el precio de la belleza sin término.
Aguas que duplican
el hastío de las nubes.
Árboles que reniegan
la amistad del acero.
Tierra que hierve, inmóvil y estéril.
Y un estrépito interminable nos convence
que algo, en algún lugar, acontece.
Saqueo
Pútrida patria, hasta la orilla cantábrica
llega tu olor a osamenta, pólvora y ceniza.
Arden los ojos. Arde la garganta.
Por la noche escucho un crepitar atroz
y amanezco con la ropa llena de manchas.
Fábula
¿Alguna vez has visto un pájaro
abalanzarse, atacar, defender su nido?
Yo vi uno tan veloz y temerario,
que parecía fugado de su sombra.
Tenía las alas como aspas radiantes.
El pico afilado como un dardo.
Era diminuto. Cabía en mi mano.
Podía apagar mi mirada para siempre
con la facilidad de un niño que roba un nardo.
Publicidad
Llamas
Encallado
en la arena
gris como
las aguas
Esta noche
la ciudad
que abandonaste
aporta
el único
destello.
Dendrocronología
Al borde
del acantilado
el faro
lanza
lívida
y ligera
golpea
el centro
de la noche
y te revela
incrédulo
la brevedad
de tu malestar.
Contrabando
Ante la puerta
del otoño
aduana
estricta
estrecha
las amapolas
posan
sus párpados
No
el negro
polen
que reportan
como ceniza.