Poesía de Samara Mendoza

No hay sol ni llanto

 

Si te digo la verdad,

aquí ya no hay un cuerpo agonizando

solo la certeza de que no es humana 

esta manera de irse. 

Si te digo la verdad,

me angustia pensar

que ahora todo está lleno 

de rabia y de un rostro crispado

frente a unos ojos que no saben.

Si te digo la verdad,

no puedo absolverte de

esta insoportable

irremediable

indiferencia

la infinita indiferencia.

Si te digo la verdad,

el amor no retoña.

Si te digo la verdad, 

a esa niña no le dieron tiempo,

siquiera,

de saber que estaba muriendo.

La dejaron tirada, con la boca abierta

balbuceando detestando reclamando 

tibieza. 

Si te digo la verdad,

quizás no extraño el sol. 

 

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Así llega a la memoria una mañana convulsa

 

Una casa puede ser un pulmón colapsando. Allá por el hospital militar no pasó nada. Los que pueden, aún. Tan endeble la vida la monotonía la tierra la cabeza. Agáchese, cúbrase, agárrese. Aléjese de ventanas cables eléctricos y objetos que puedan caer. En el suelo están desperdigados nuestros hijos. Han pasado tres horas. Las partes que soportan un edificio son los cimientos, los muros de carga, los pilares, las vigas y los forjados…

Samara Mendoza

Samara Mendoza (Cuernavaca, México, 2001). Enamorada del mar y las palabras a modo de resistencia y apapacho. Viene de una casa llena de libros, perros y tazas de atole caliente para curar la nostalgia. De a ratos estudia Ciencia Política. De a ratos tiene gen de escritora frustrada. Ha publicado su autoficción, Enredaderas, con la revista literaria Bastardilla; ¿Fue esto el ombligo de la luna?, Tonalli y Esta es tu querencia aparecen en el sexto número de Águila del Cáucaso; No sé. ¿Por qué no nos morimos un ratito? y Animalescas en el número  11 de Autores. Actualmente forma parte del colectivo de literatura independiente Letras y Poesía.

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